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Al ser el hígado el órgano interno más grande, es responsable de varias funciones diferentes. Ayuda a digerir los alimentos, almacenar energía, produce proteínas para la sangre y eliminar sustancias tóxicas de nuestro organismo.
Aunque el hígado normalmente contiene algo de grasa, el exceso puede causar la enfermedad del hígado graso (FLD). El problema es más amplio de lo que podrías pensar: el National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Disease estima que aproximadamente el 25 % de los adultos y el 10 % de los niños en los EE. UU. tienen la enfermedad del hígado graso, por lo que es la enfermedad hepática más común en el país.
Si te preocupa la salud de tu hígado, aprender todo lo que puedas sobre la enfermedad del hígado graso, incluidas las formas de prevenirla, es un gran primer paso.
¿Qué es la enfermedad del hígado graso?
La enfermedad del hígado graso, también llamada esteatosis hepática, se presenta cuando se acumula demasiada grasa en el hígado. Si bien no siempre causa síntomas, la grasa adicional dificulta, con el tiempo, el funcionamiento del hígado. Si no se trata, la enfermedad del hígado graso puede ocasionar problemas de salud graves o potencialmente mortales.
Hay dos tipos principales de enfermedad del hígado graso:
- Enfermedad del hígado graso por alcohol (esteatohepatitis alcohólica)
- Esteatosis hepática asociada con disfunción metabólica (MASLD)
Esteatosis hepática asociada con disfunción metabólica (MASLD)
Anteriormente llamada enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD), este tipo afecta a las personas que beben poco o nada de alcohol. Aunque los expertos no conocen la causa exacta, la MASLD generalmente está relacionada con:
- Ciertas infecciones, como la hepatitis C
- Ciertos medicamentos, incluidos los corticosteroides y algunos medicamentos para el cáncer
- Ciertos trastornos metabólicos, incluido el síndrome metabólico
- Altos niveles de triglicéridos (o colesterol "malo") en la sangre
- Obesidad
- Malos hábitos alimenticios
- Rápida pérdida de peso
- Diabetes tipo 2
Además, hay dos tipos de MASLD:
- Hígado graso simple. Las personas con esta enfermedad presentan leve o ninguna inflamación o daño hepático. A menudo no tiene complicaciones duraderas.
- Esteatohepatitis no alcohólica (NASH). Esta forma grave de MASLD ocurre en aproximadamente 1.5 % a 6.5 % de adultos estadounidenses. Las personas con NASH padecen de hinchazón y daño del hígado. Estos problemas pueden causar cicatrices importantes en el hígado (cirrosis) o incluso cáncer de hígado.
Enfermedad del hígado graso por alcohol (AFLD)
La enfermedad del hígado graso por alcohol se debe a un alto consumo de alcohol. Cuando el alcohol pasa a través del hígado, el proceso digestivo libera sustancias tóxicas que las células del hígado absorben.
Aunque el hígado puede cicatrizarse con el tiempo, el consumo prolongado de alcohol puede causar daño permanente. El consumo continuo puede provocar que la enfermedad del hígado graso por alcohol cambie a hepatitis alcohólica (inflamación grave del hígado) y luego a cirrosis (importante cicatrización del hígado que a menudo es permanente).
Síntomas de la enfermedad del hígado graso
La enfermedad del hígado graso se conoce como una "enfermedad silenciosa" porque generalmente no presenta síntomas. Puedes tener dolor en el lado superior derecho del abdomen, sentirte cansado o simplemente no sentirte bien. A medida que la enfermedad avanza, los síntomas pueden agravarse. Las personas en etapas avanzadas de la enfermedad hepática, como NASH, hepatitis alcohólica o cirrosis, pueden tener los siguientes síntomas:
- Inflamación abdominal
- Confusión
- Agrandamiento del bazo
- Fiebre
- Presión arterial alta en el hígado
- Ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos)
- Náuseas
- Enrojecimiento de las palmas de las manos
- Dificultad para respirar
- Vómitos
- Pérdida de peso
Diagnóstico de la enfermedad por hígado graso
Como los síntomas de la enfermedad del hígado graso muchas veces pasan desapercibidos, se detectan, con mayor frecuencia, durante pruebas por problemas de salud no relacionados con esta enfermedad. Sin embargo, si sospechas que tu hígado puede estar en riesgo, tu médico probablemente:
- Realizará pruebas de diagnóstico por imágenes, como ecografía, tomografía computarizada o resonancia magnética, para controlar la acumulación de grasa en el hígado.
- Indicará análisis de sangre para medir la función hepática, las grasas en sangre, los niveles de azúcar en sangre y signos de fibrosis (cicatrización del hígado)
- Realizará una biopsia de hígado (se toma una pequeña muestra de tejido del hígado) para detectar inflamación y daño
- Lleva tu historial médico y hazte un examen físico para detectar signos de problemas hepáticos
Tratamiento de la enfermedad del hígado graso
Dado que el hígado puede sanar con el tiempo, el daño causado por la enfermedad del hígado graso se suele revertir con cambios positivos en el estilo de vida. Habla con tu médico sobre:
- Hacer ejercicio regularmente
- Mejorar tu dieta
- Limitar el consumo de alcohol
- Mantener un peso saludable
Recuperar tu hígado y revitalizar tu salud
La enfermedad del hígado graso a menudo pasa desapercibida, pero puede ocasionar problemas de salud graves si no se trata. Debido a que el hígado juega un papel tan importante en nuestra salud general, te recomendamos que lo protejas de manera proactiva
Nuestro equipo de expertos en AdventHealth diagnosticará tu enfermedad hepática y creará un plan de tratamiento integral centrado en la atención de la persona en su integridad.
Si te preocupa la salud de tu hígado o crees que puedes estar en riesgo, no esperes a que aparezcan los síntomas. Programa una cita con nuestro equipo de hepatología hoy mismo.